Decant 5 ml Oud for Glory Eau de Parfum de Lattafa

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Descripción

Oud for Glory — Lattafa

Fuerza contenida. Especias rituales. Madera que arde sin consumirse.

Oud for Glory no busca complacer: busca consagrar. Es una fragancia que no se explica, se impone. Inspirada en la grandeza del oud ancestral, esta creación de Lattafa es un manifiesto de poder silencioso, de identidad que no se disculpa. Es el perfume de quien ha cruzado el umbral y ya no necesita permiso para ser.

La salida es un golpe seco de nobleza especiada: azafrán, nuez moscada y lavanda se entrelazan como un incienso sagrado que despierta la piel con fuego y calma. No hay dulzura aquí, sino claridad. Como una mirada que atraviesa. Como una palabra que no necesita alzarse para ser escuchada.

En el corazón, la fragancia revela su estructura: madera de oud y pachulí construyen un eje firme, terroso, casi místico. Cada nota vibra como un tambor ritual, marcando el paso de quien camina con propósito. Hay algo de ceremonia en su evolución, como si cada acorde fuera un paso hacia la afirmación interior.

Finalmente, el fondo se despliega como un eco persistente: almizcle, más oud y pachulí profundo envuelven todo en una estela que no se borra, sino que se transforma en presencia. No es un final: es una permanencia. Es la huella que queda cuando el cuerpo se ha ido, pero el espíritu aún respira en el aire.

Fuerza contenida. Especias rituales. Madera que arde sin consumirse.

Oud for Glory no busca complacer: busca consagrar. Es una fragancia que no se explica, se impone. Inspirada en la grandeza del oud ancestral, esta creación de Lattafa es un manifiesto de poder silencioso, de identidad que no se disculpa. Es el perfume de quien ha cruzado el umbral y ya no necesita permiso para ser.

La salida es un golpe seco de nobleza especiada: azafrán, nuez moscada y lavanda se entrelazan como un incienso sagrado que despierta la piel con fuego y calma. No hay dulzura aquí, sino claridad. Como una mirada que atraviesa. Como una palabra que no necesita alzarse para ser escuchada.

En el corazón, la fragancia revela su estructura: madera de oud y pachulí construyen un eje firme, terroso, casi místico. Cada nota vibra como un tambor ritual, marcando el paso de quien camina con propósito. Hay algo de ceremonia en su evolución, como si cada acorde fuera un paso hacia la afirmación interior.

Finalmente, el fondo se despliega como un eco persistente: almizcle, más oud y pachulí profundo envuelven todo en una estela que no se borra, sino que se transforma en presencia. No es un final: es una permanencia. Es la huella que queda cuando el cuerpo se ha ido, pero el espíritu aún respira en el aire.